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Preparar croquetas en casa puede parecer complicado al principio, pero te prometo que esta versión sin jamón serrano es más sencilla de lo que imaginas. Croquetas Españolas sin Jamón Serrano es una receta deliciosa, ideal para quienes buscan una alternativa sin carne, sin perder ni una pizca de sabor. Ya sea para una cena informal con amigos, una comida en familia o simplemente para darte un capricho, estas croquetas te van a encantar. Con ingredientes accesibles y pasos claros, te acompañaré en cada etapa para que consigas ese equilibrio perfecto entre una textura cremosa por dentro y una cobertura dorada y crujiente por fuera.

¿Por qué te encantarán estas Croquetas Españolas sin Jamón Serrano?

Beneficios clave

Estas croquetas tienen mucho que ofrecer más allá de no llevar carne. La base de bechamel es suave y sabrosa, y puedes personalizar el relleno con ingredientes como queso manchego o champiñones salteados. Es una receta muy versátil y fácil de adaptar a lo que tengas en casa. Además:

• No necesitas ingredientes exóticos.

• Son perfectas para preparar con antelación y tener listas para freír cuando lo necesites.

• Funcionan de maravilla como aperitivo, plato principal o incluso como parte de un picnic.

¿Para quién es ideal esta receta?

Esta receta está pensada para todos. Si eres vegetariano, estás buscando reducir tu consumo de carne o simplemente te apetece una versión diferente de las tradicionales croquetas de jamón, esta opción es para ti. También es estupenda para quienes cocinan para niños, ya que tiene un sabor suave y una textura que encanta. Incluso si estás aprendiendo a cocinar, esta receta te dará una buena dosis de confianza.

Ingredientes para Croquetas Españolas sin Jamón Serrano

Ingredientes básicos

Aquí tienes lo que necesitas para preparar unas 20 croquetas:

• 50 g de mantequilla

• 50 g de harina de trigo

• 500 ml de leche entera (a temperatura ambiente)

• 1/2 cebolla pequeña, finamente picada

• Nuez moscada al gusto

• Sal y pimienta negra al gusto

• 2 huevos

• Pan rallado (cantidad necesaria)

• Aceite de oliva para freír

Opcionales para darles más sabor

Aunque la receta básica está deliciosa tal cual, puedes enriquecerla con alguno de estos ingredientes:

• 50 g de queso rallado (manchego, parmesano o emmental)

• 100 g de champiñones salteados y picados muy finamente

• 1 cucharadita de perejil picado

Estos añadidos aportan profundidad al sabor y permiten que la receta se adapte a tus gustos o a lo que tengas a mano.

Sustituciones y consejos

¿No tienes mantequilla? Puedes usar margarina vegetal. ¿Prefieres una opción sin lácteos? Utiliza leche vegetal sin azúcar, como la de avena o soja. También puedes emplear pan rallado sin gluten y harina de arroz si necesitas una versión apta para celíacos. La clave está en mantener la proporción entre la grasa, la harina y el líquido para conseguir una bechamel cremosa.

El mejor queso para tus croquetas sin jamón

El queso puede marcar una gran diferencia. Si buscas un sabor más pronunciado, el manchego curado es una gran opción. El parmesano añade un toque salado y el emmental ofrece suavidad y buena capacidad para fundirse. No necesitas mucha cantidad; solo un puñado basta para aportar sabor sin que la bechamel pierda su equilibrio.

Utensilios que vas a necesitar

Imprescindibles

No hace falta tener una cocina profesional, pero hay algunos básicos que facilitarán mucho el proceso:

• Una sartén amplia y antiadherente

• Un batidor de varillas

• Espátula de silicona

• Fuente de cristal o cerámica para enfriar la masa

• Cuchara medidora o báscula

Opcionales útiles

Si quieres llevar tu técnica un paso más allá o simplemente facilitar el trabajo, aquí van algunos extras recomendables:

• Manga pastelera (ideal para dar forma rápida y uniforme a las croquetas)

• Termómetro de cocina (para controlar el aceite a 180 °C)

• Freidora, si prefieres no usar sartén

¿Cómo hacer Croquetas Españolas sin Jamón Serrano? Paso a paso

Paso 1 – Preparar la bechamel

Este es el corazón de las croquetas. En una sartén, derrite la mantequilla a fuego medio. Añade la cebolla finamente picada y sofríe hasta que esté transparente. Luego, incorpora la harina y remueve bien durante un par de minutos. Esto ayuda a quitarle el sabor crudo.

Ahora empieza a verter la leche poco a poco, sin dejar de batir. Este paso es clave: hacerlo despacio y con movimientos constantes evitará los grumos. Sigue removiendo hasta que la mezcla espese y quede una crema homogénea.

Sazona con sal, pimienta y nuez moscada. Si decides usar queso rallado o champiñones, añádelos en este momento. Cocina la mezcla a fuego bajo durante unos 10 minutos, removiendo con frecuencia. Cuando tenga la consistencia de una masa densa, estará lista.

Paso 2 – Enfriar la masa

Vierte la masa en una fuente y cúbrela con film transparente tocando la superficie, para evitar que se forme costra. Deja enfriar a temperatura ambiente y luego refrigera durante al menos 2 horas. Este paso no es negociable: la masa necesita firmeza para poder formar las croquetas sin deshacerse.

Paso 3 – Dar forma a las croquetas

Una vez fría la masa, llega el momento divertido. Con las manos limpias y un poco de pan rallado en las palmas, toma pequeñas porciones de masa y dales forma. Puede ser cilíndrica, ovalada o incluso redonda. Lo importante es que todas tengan un tamaño similar para que se frían de manera uniforme.

Paso 4 – Empanar y freír

Pasa cada croqueta primero por huevo batido y luego por pan rallado. Asegúrate de que queden bien cubiertas para lograr ese exterior dorado y crujiente.

Calienta abundante aceite de oliva en una sartén profunda o freidora hasta alcanzar los 180 °C. Fríe las croquetas en tandas pequeñas para no enfriar el aceite. Dóralas por todos los lados y sácalas a un plato con papel absorbente.

Consejos para que tus croquetas salgan perfectas

• Usa leche a temperatura ambiente para evitar que la bechamel se corte.

• Remueve constantemente mientras añades la leche.

• No saltes el tiempo de reposo en nevera: es crucial.

• Fríe con el aceite bien caliente, pero no humeante.

• Si quieres croquetas extra crujientes, repite el empanado (huevo + pan rallado) dos veces.

¿Cómo conservar las Croquetas Españolas sin Jamón Serrano?

Una vez que tienes tus croquetas doradas y crujientes, es muy probable que quieras guardarlas para más adelante (aunque, siendo sinceros, desaparecerán rápido). Aquí te explico paso a paso cómo conservarlas bien para que sigan sabiendo igual de deliciosas.

A temperatura ambiente

Si has frito más de las que vas a comer al momento, puedes dejarlas a temperatura ambiente durante unas horas, pero no más de un día. Eso sí, colócalas en un recipiente con tapa o cúbrelas con papel de cocina para que no se reblandezcan.

Este método es útil si las vas a servir unas horas después, por ejemplo, para una reunión o una comida con amigos.

En el frigorífico

Para conservarlas en la nevera, espera a que se enfríen completamente. Luego colócalas en un recipiente hermético con papel de cocina en la base (esto ayuda a absorber la humedad y mantener el rebozado crujiente).

Aguantan hasta 3 días en perfectas condiciones. A la hora de recalentarlas, lo ideal es usar una sartén con un chorrito de aceite, el horno o una freidora de aire. Evita el microondas si quieres mantener esa textura crujiente.

¿Se pueden congelar?

Claro que sí. De hecho, es una de las mejores formas de tener siempre croquetas caseras listas para freír.

Antes de freírlas: congélalas ya empanadas pero crudas. Colócalas primero sobre una bandeja separadas entre sí y, una vez congeladas, guárdalas en una bolsa de congelación. Así no se pegarán entre ellas.

Después de freírlas: también puedes congelarlas ya cocinadas. Déjalas enfriar, colócalas en un recipiente hermético y congélalas. Para recalentarlas, llévalas directamente del congelador al horno precalentado o a la freidora de aire.

Un consejo extra: etiqueta la bolsa con la fecha. Así sabrás hasta cuándo están en su mejor momento (recomendado: 1 mes máximo).

Preguntas frecuentes sobre las Croquetas Españolas sin Jamón Serrano

¿Qué hago si la bechamel me queda muy líquida?

Tranquilo, tiene solución. Si aún estás cocinándola, añade una cucharada extra de harina (mejor si la disuelves en un poco de leche antes) y sigue removiendo a fuego bajo hasta que espese. Si ya está hecha, puedes enfriar la masa y mezclar un poco de pan rallado para darle cuerpo.

¿Puedo hacerlas sin lácteos?

Sí. Solo tienes que sustituir la mantequilla por margarina vegetal o aceite de oliva suave, y la leche por una bebida vegetal sin azúcar (la de soja y la de avena funcionan especialmente bien). El resultado será igual de cremoso y sabroso.

¿Qué tipo de pan rallado es mejor?

El pan rallado fino es ideal si buscas una textura más uniforme y crujiente. Si quieres un rebozado más rústico, puedes usar panko o incluso pan casero rallado y ligeramente tostado.

¿Cómo evito que se abran al freír?

El truco está en la consistencia de la masa y el tiempo de enfriado. Asegúrate de que la masa esté bien fría antes de formar las croquetas y de empanarlas con cuidado. También es clave que el aceite esté bien caliente (180 °C) para sellarlas rápidamente.

Recetas relacionadas que también te pueden gustar

Si te han gustado estas croquetas sin jamón, también puedes probar estas opciones sabrosas y fáciles:

• Aperitivo fácil de queso marinado con salami y pepinillos – Ideal como acompañamiento de tus croquetas.

• Pan de queso sin horno en sartén – Una opción fácil para servir junto a las croquetas.

• Salsa bechamel para lasaña – Perfecta si quieres perfeccionar la base de tus croquetas.

• Empanadas fritas caseras – Otra receta de picoteo tradicional y casero.

• Albóndigas caseras con salsa de tomate – Un clásico de la cocina española que complementa las croquetas en un menú casero.

Conclusión

Las Croquetas Españolas sin Jamón Serrano son una de esas recetas que se quedan contigo. Son acogedoras, versátiles y sorprendentemente fáciles de preparar. Ya sea que las cocines para una comida en casa o para compartir en una reunión, tienen ese encanto que hace que todos repitan.

Te animo a que experimentes, hagas tu propia versión y disfrutes del proceso tanto como del resultado. Y si te animas, cuéntame cómo te quedaron, qué ingredientes usaste y si descubriste algún truco nuevo. Compartir la cocina es parte de lo que hace que cocinar sea tan especial.

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